CARTAS A NADIE V

Mis pupilas fijas e hipnóticas dibujan el compás de la figura que inerte baila,
redonda y lenta. Grandes y densos sus ojos, aparecen eternos de banal ingenuidad y mientras, mis oídos desnudos llaman tu historia; es extraño...,
mi espiritualidad se adolece ante un deformado futuro, mano contagiada de retorcido y ciego pasado, ellos enturbian ese centro, presente de celofán regado, tendido de incredulidad.

Que hermosa melodía la que envuelve
entre las flores que en sus manos adorna;
detrás de mi, un susurro atrofia: -¡ que triste...¡

¿ Puede acaso la tristeza ser bella?

Mirando la muñeca de tu cajita de música,
es posible el inflamado milagro.

PD. Sigo siendo vaho rizado y sin nombre, sin especificar, sin ubicar, sin lógica, sólo una de las partes de ésta nuestra insensatez mutua...

ALMA